lunes, 26 de agosto de 2013

Ignoramos el Mañana…

Salomón dice en Eclesiastés 9:12: “Así son enlazados en el tiempo malo”

Expresión que se desliza dentro del siguiente contexto:
  • “...el hombre tampoco conoce su tiempo… como los peces… Y como las aves… Así son enlazados en el tiempo malo... cae de repente sobre ellos”
Todos pensamos que podemos “dominar el tiempo”, pero la verdad es que excepto poner en hora nuestros relojes no estamos en condiciones de hacer mucho más. Solemos llevar agendas detalladas, fijar citas y entrevistas, administrar adecuadamente cada minuto de nuestra vida, pero de ninguna manera tenemos la capacidad de “conocer el tiempo"… Esa ignorancia natural puede jugarnos malas pasadas porque no sabemos (literalmente) lo que nos espera a la vuelta de la esquina…

No existe el hombre que pueda conocer de antemano los imponderables. Hacemos planes, y está muy bien hacerlos, pero nada del mundo puede asegurarnos que podremos llevarlos a cabo. Las situaciones inesperadas están permanentemente acechándonos a pesar de nuestra ignorancia al respecto.

Dicha ignorancia genera indiferencia; si no sabemos que nos puede suceder no nos preocupamos por ello. Esto también es bueno, ya que no podemos estar esperando males que quizás nunca nos lleguen, pero, el problema es cuando la indiferencia nos transforma en imprudentes.

Salomón dice: “Así como los peces caen en la red maligna y las aves caen en la trampa, también los hombres se ven atrapados por una desgracia que de pronto les sobreviene” (NVI)

Los problemas llegan a nosotros de manera sorpresiva, es cierto, pero eso no nos faculta para vivir irresponsablemente… No somos aves o peces que actúan por instinto; conocemos perfectamente nuestra realidad y los peligros del camino, a pesar de ello seguimos actuando como si nosotros y lo que nos rodea fuéramos eternos.
  • “Y un día aconteció…” (Job 1:13)
Podemos identificarnos con esta frase y hacer memoria de muchos detalles dolorosos de nuestra historia que simplemente sucedieron “un día”… Puedo pensar en uno de ellos del cual tengo la fecha registrada a fuego en mi mente y corazón:

Y un día… el 11 de Agosto de 1985 en la Ciudad de Luján, Provincia de Buenos Aires murió a la edad de 62 años un extraordinario señor llamado Juan Ernesto Chevriau, mi papá… Pero, ¿sabe?… el 11 de Agosto de 1985 no es un día que me preocupe en la historia de mi vida. Hicimos todo lo que pudimos por papá durante su enfermedad, tenemos la conciencia tranquila… El día que me preocupa es el 11 de Agosto de 1984. Quizás usted piense que pasó algo malo, que tuve una discusión con él… no, nada de eso. Me preocupa esa fecha porque faltaba exactamente un año para que muriera mi padre y yo… no lo sabía...

La verdad es que no hay manera de saber lo que nos espera, pero si de vivir intensamente como si mañana mismo pudiera suceder... Es HOY… Es lo que tenemos a mano, son nuestros seres queridos, es Dios y Su Obra Maravillosa…

Recordemos: La vida es una paradoja porque nos enseña tarde y suele no darnos revancha…
DECH

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