jueves, 22 de agosto de 2013

¿Urgente o Importante?

Para aprender a manejar el tiempo es necesario diferenciar entre lo urgente y lo importante. Básicamente sabemos que lo urgente es un síntoma de pensar a corto plazo o bien, falta de planeación previa.

Dijimos que cada día viene lleno de oportunidades para hacer de nuestra vida una bella obra de arte, especialmente si logramos alcanzar los objetivos que nos hemos propuesto… ¡pero!… Oscuros nubarrones nos acechan cada mañana sin que nosotros seamos concientes de ello, los cuales pueden dar a nuestra jornada el carácter de desastre si no les prestamos la debida atención y permitimos que se instalen en nuestra vida sin permiso. Me refiero por supuesto a las urgencias… En el 90% de los casos dichas urgencias no lo son para nosotros sino para otras personas que nos reclaman que salgamos de nuestra agenda y corramos donde sea para sostener la suya…

Existen tres acciones metódicas que favorecen al buen uso del tiempo:
  1. Dar prioridad a unos asuntos frente a otros (es decir distinguir entre lo importante y lo urgente).
  2. Elaborar un plan de trabajo (anual, semestral, mensual, semanal y diario).
  3. Crear hábitos analizando lo que se consigue y lo que está pendiente.
Algunos principios para hacer hoy lo que debemos hacer hoy:
  • No pierda de vista el valor de las cosas. Una urgencia puede tapar de su vista lo importante.
    “Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti, y esperaré”  (Salmos 5:3)
  • Entre lo bueno y lo mejor elija siempre lo mejor
    “Para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra…” (Colosenses 1:10)
  • Solo podemos hacer un puñado de cosas cada día, no podemos tener todo lo que deseamos. Enfoquemos nuestra atención en aquello que está a nuestro alcance y que nos corresponde hacer... “Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero solo una es necesaria…” (Lucas 10:41-42)
  • Defina sus prioridades. No es posible tener muchas prioridades porque si no éstas nos paralizan. Cada cosa debe tener un lugar en nuestra escala de valores para poder tomar decisiones sabias al planear cada día... “Gozándome y mirando vuestro buen orden y la firmeza de vuestra fe en Cristo” (Colosenses 2:5)
  • Dedicar demasiado tiempo a las pequeñas cosas suele traer grandes problemas... “Mirad, pues con diligencia como andéis, no como necios, sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos” (Efesios 5:15-16)
  • Los plazos vencidos nos obligan a establecer prioridades. El principio de Parkinson dice: “Si usted tiene que escribir una sola carta, le tomará el día hacerlo. Si usted tiene que escribir veinte cartas, las hará todas en un día”... “Así que, no os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal” (Mateo 6:34)
Recordemos: ¡No dejemos para mañana lo que podemos hacer hoy!
DECH

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