domingo, 8 de julio de 2012

¿Cómo no decirlo?

El escritor entrevistado, a quien se le preguntaba cuál era su método para escribir, dijo: “El proceso de investigar es intentar aprender todo sobre el personaje. Hay gente que hace investigaciones sin salir de su casa y escribe muy bien. Yo necesito ir, oler, ver, sentir el lugar... es parte del proceso de empaparme de la historia. Entonces, una vez que te has empapado tanto que ya no te queda nada más, tienes la necesidad de contarlo, de escribir”

Este hombre escribe solamente sobre aquello que ha conocido, visto, sentido, olido, y me recordó las palabras que leemos del Señor Jesús y de los apóstoles:

  • “De cierto, de cierto te digo; que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos...” (Juan 3:11)
  • “Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios; porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hechos 4:19-20)
  • “Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida, (porque la vida fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó, lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros, y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas os escribimos...” (1 Juan 1:1-4)


Luego de investigar, y empaparse sobre determinado tema, el escritor se siente impelido a hablar de ello. Los que en el pasado conocieron al Señor en “carne propia”, tampoco callaban:
  • “Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por toda las maravillas que habían visto, diciendo:¡Bendito el que viene en el nombre del Señor... Entonces algunos... dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. El respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían” (Lucas 19:37-40)


¿Qué se podría decir de nosotros?
  • “No descuides el don que hay en ti... ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto...” (1 Timoteo 4:14-15)
  • “Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos... ¿Cómo escaparemos nosotros si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos...” (Hebreos 2:2-4)


Las novelas o historias que se redactan pueden tener su parte de verdad y de ficción. La Palabra de Dios tiene uno solo de estos componentes:
  • “Ahora, pues, Jehová Dios, tú eres Dios, y tus palabras son verdad...” (2 Samuel 7:28)
  • “La suma de tu palabra es verdad...” (Salmos 119:160)
  • “... Tu palabra es verdad” (Juan 17:17)

Recordemos: Si conocemos al Señor y su Palabra... ¿cómo podríamos callar?

TBS

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