Recientemente el Papa Benedicto XVI
parafraseando al filosofo judío Martin Buber dijo que nuestra sociedad sufre un
“eclipse de Dios” atribuyendo al materialismo y la modernidad las razones por
las cuales el Creador se ha transformado en un concepto difuso para la
generación del nuevo milenio. Fue Buber quien escribió: “existe un eclipse de Dios
de igual forma que existe un eclipse solar, y la hora que nos toca vivir es una
hora de tiniebla”.
La verdad es que vivimos en un mundo en el cual la evolución de diferentes
líneas de pensamiento ha opacado el concepto de Dios en la mente de la mayoría
de las personas, pero creer que este es un problema nuevo es un error de
apreciación ya que el mismo Platón afirmaba: Es difícil investigar
y hallar al Diseñador y Padre del Universo, y si se le pudiera encontrar, sería
imposible explicárselo a otros de manera que lo pudieran comprender.
En lo personal pienso que esto es
simplemente la consecuencia de una infructuosa tarea humana, la de pretender
buscar explicaciones a asuntos que no tienen explicación y que requieren
sencillamente de fe para que tengan razón de ser…
Le pido que me acompañe a una de esas
grandes historias de La Biblia; el día en que Moisés encontró al Creador en una
zarza ardiente. Por favor, lea Éxodo 3:4-14
Si prestó atención habrá notado que
Moisés tenía dos grandes interrogantes existenciales que lo atormentaban en
este encuentro con El Señor:
1.
¿Quién soy yo?
2.
¿Quién es Dios?
Y si tuvo la suficiente perspicacia habrá
notado que Dios no le respondió satisfactoriamente ninguna de las dos
preguntas. El simplemente dijo:
- Ve, porque yo estaré contigo…
- YO SOY EL QUE SOY
Moisés, un verdadero varón de Dios,
estaba tan perplejo como usted o yo podemos estarlo a la hora de tratar de
entender al Creador. La verdad es que El no nos da demasiadas
explicaciones, simplemente hace Sus Obras y espera que nosotros tengamos la
sensibilidad suficiente como para atribuírselas. En un sentido ante nuestra
pregunta: “¿Quién es Dios?”, El cómo Soberano Creador nos demanda
SUMISIÓN; es decir que creamos simplemente porque El lo dice, independientemente
de si llegamos a entenderle o no. La SUMISION que nos demanda El Señor tiene
que ver con nuestra PERSPECTIVA de la vida… ¡El es Dios!, por lo tanto merece
nuestra honra…
El Salmo 8 versículos 3 y 4 dice: “Cuando
veo los cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste Digo:
¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para
que lo visites?”
No pienso que creer en Dios sea un
suicidio intelectual porque tenemos demasiadas evidencias acerca de Su
Existencia y la Veracidad de La Biblia, pero sí sé que la fe “es la certeza
de lo que espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1), por lo
tanto: …sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el
que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonar de los que
le buscan (Hebreos 11:6)
En estos días recibimos la visita de
nuestro hijo, su esposa y Jonah… mi primer nieto. ¡Ser abuelo es una
experiencia maravillosa! Uno de los momentos que más disfruto es cuando mi
nieto y yo nos “descubrimos” mutuamente. Eso puede suceder cuando se
despierta o cuando llega de algún paseo. Nuestras miradas se cruzan y
Jonah me regala una sonrisa inolvidable. Entonces me doy cuenta que no
fue suficiente haber estado en el hospital el día en que nació; quiero verle
crecer, quiero conocerle más. Hay toda una vida por delante para
disfrutarlo y quiero aprovechar cada minuto que Dios me regale para que esa
mágica relación no se corte sino por el contrario, se afiance con el paso de
los años.
Esto me hizo pensar en Dios y yo.
No busco explicaciones para la existencia de mi nieto… solo disfruto ser
parte de su vida, pero, ¿Qué pasa con El Señor? Oseas 6:3 dice: “Y
conoceremos y proseguiremos en conocer al Señor”. Nunca encontramos en la
Biblia que tenemos que “explicar” a Dios; solo conocerle y una vez que le
conocemos… seguir conociéndole… Puede parecer simplista, pero no lo es; solo la
fe puesta en el lugar correcto satisface la necesidad del alma humana. El
Dios que creó todas las cosas es el mismo nos amó a pesar de nuestros pecados y
rebeliones… Conocerlo y seguir conociéndole es lo mejor que nos puede suceder…
y quien viva de esta manera nunca sufrirá un “eclipse de Dios”
DECH
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