martes, 10 de julio de 2012

Dieta saludable

El artículo de cierta revista detallaba una por una “las dietas más extravagantes del mundo”. En la descripción el autor presentaba a sus creadores, en que consiste la dieta y por qué es una pésima idea. Algunas eran realmente insólitas como la llamada “dieta del aire” que consiste en colocar alimentos en un plato, cortarlos, hacer el ademán de llevarlos a la boda ¡pero no comerlos! Es llamada dieta de la inanición, y su contraindicación principal es que la gente ¡se muere por vivir del aire!

Otra llamada "de la bella durmiente” recetaba dormir las 24 horas del día los siete días de la semana, tomando pastillas para lograrlo. Es mala idea porque sedarse innecesariamente resulta peligroso para la salud, y al despertar ¡uno está muerto de hambre y se come todo lo que encuentra!

Esto puede resultar cómico pero casi todas las dietas nombradas, aunque no tan extremas, igualmente resultaban poco recomendables.

La comida es necesaria y podríamos decir que es imprescindible a largo plazo para mantenernos fuertes y sanos. Solamente es importante considerar qué, cómo y cuánto ingerimos para lograr buenos resultados.

Existen etapas de crecimiento y alimentos adecuados para cada persona, en cada nivel de desarrollo ya que no es lo mismo un bebé que un adulto. También a nivel espiritual encontramos enseñanzas en la Palabra de Dios:

  • “Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para salvación” (1 Pedro 2:1-2)
  • “Pero el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del bien y del mal” (Hebreos 5:14)


Esto es importante, porque en algunas ocasiones, nuestro organismo no está preparado para cierta alimentación:
  • “De manera que yo, hermanos, no pude hablaros como a espirituales, sino como a carnales, como a niños en Cristo. Os di a beber leche, y no vianda, porque aún no erais capaces, ni sois capaces todavía...” (1 Corintios 3:1-3)
Las personas que se alimentan de lo que no deben, obtienen resultados perjudiciales para su bienestar, inflándose en lugar de nutrirse:
  • “Estos son manchas en nuestros ágapes, que comiendo impúdicamente con vosotros se apacientan a sí mismos... Pues hablando cosas infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne...” (2 Pedro 2:12, 18)
  • “Estos... andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho” (Judas 16)


Asimismo es importante que la alimentación lleve el condimento correcto para cada ocasión:
  • “Vosotros también, poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe virtud; a la virtud, conocimiento; al conocimiento, dominio propio; al dominio propio, paciencia; a la paciencia, piedad; a la piedad, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor... Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento...” (2 Pedro 1:5-7; 3:18)

La meta de la alimentación es dar crecimiento y nutrir. 
  • “...asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios” (Colosenses 3:19)


Contemplar estas medidas alimenticias nos evitará someternos a los peligros de Hebreos 5:12:
  • “Porque debiendo ser ya maestros, después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios, y habéis llegado a ser tales que tenéis necesidad de leche, y no de alimento sólido” 


Recordemos: Consumamos desde el comienzo de nuestra vida la alimentación adecuada y llegaremos a la madurez en excelente estado.

TBS

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