Este salmo comienza así: “Ciertamente es
bueno Dios para con Israel. Para con los de limpio corazón. En cuanto a mí,
casi se deslizaron mis pies, por poco resbalaron mis pasos. Porque tuve envidia
de los arrogantes, viendo la prosperidad de los impíos”
¡Qué promesa maravillosa encierra el
versículo 1, Dios es bueno para con los de limpio corazón! ¿Has experimentado un corazón limpio? ¿Eres un
hijo o una hija de Dios, renacido de nuevo por la sangre del Señor Jesucristo? ¡Entonces
Dios es bueno para contigo!
Así lo he experimentado yo hace ya muchos
años, cuando recibí a Jesucristo como mi Salvador personal, cuando
voluntariamente le di mi vida y Él por Gracia me ofreció la seguridad de la Vida Eterna; cuando dejé de temerle a la muerte y supe con certeza que el día
que partiera de la tierra, El me esperaría en el Cielo... DIOS ES BUENO PARA MÍ...
¿Por qué entonces, en el diario vivir olvido
esta primera parte del Salmo 73 y me concentro más en los versículos
siguientes?
“En cuanto a mí, por poco resbalaron mis
pasos porque tuve envidia de los arrogantes, viendo la prosperidad de los
impíos”
Muchas veces en la vida me sentí afectada por
el bien que recibían los “malos”
- Vs. 4 “...su vigor esta entero” cuando mis fuerzas flaquean
- Vs. 5 “no pasan trabajos como los otros mortales, ni son azotados como los demás hombres” cuando yo debo esforzarme para obtener algo y muchas veces me siento aplastada.
- Vs. 7 “logran con creces los deseos de su corazón” cuando yo muchas veces espero sin obtener lo que deseo.
- Vs.8 “se mofan, hablan con maldad… hablan con altanería” cuando yo a veces soy juzgada por algún dicho que pronuncié aún sin maldad o por error.
- Vs.9 “ponen su boca contra el cielo...” cuando yo trato de agradar a mi Dios.
Y los Vs. 12-14 “He aquí estos impíos sin ser
turbados del mundo, alcanzaron riquezas. Verdaderamente en vano he limpiado mi
corazón y lavado mis manos en inocencia, pues he sido azotado todo el día, y
castigado todas las mañanas”
¡Cuán duro resulta pensar que mi corazón como
el de Asaf puede albergar sentimientos de esta clase! ¿No es esto dudar de mi
Buen Dios que es Bueno para mí? Ya lo creo que lo es, y muchas veces llego a
este extremo, llevada por mis sentimientos, y no por mis certezas. Soy
influenciada por mi mente pecadora, y no por la fe que debe remontarme a las
alturas espirituales. Todos nosotros nos dejamos llevar por las circunstancias
de la vida, que pueden ser de larga o corta duración, pero de las cuales no hay
promesa divina que diga que nos veremos librados del mundo, sino “guardados de
él y en medio de él” (Juan 17) y “en el mundo tendréis aflicción…” (Juan 16:33)
Las cosas malas pueden ocurrirnos, y ciertamente nos ocurrirán; los dolores
pueden llenarnos, seguramente nos enfermaremos, y aún la muerte va a
alcanzarnos porque es la consecuencia del pecado.
Y aquí descubrimos en el Salmo 73 los vs.
15-28
- Vs.17 “hasta que entrando en el santuario de Dios COMPRENDI EL FIN DE ELLOS”.
Mi corazón está limpio, por lo tanto tengo
entrada a la Presencia de Dios: ¿y qué encuentro allí?... Encuentro que quien no goza del bien de Dios
esta en “deslizaderos, en asolamientos, perecen, se consumen de terrores” (vs.
27) “porque los que se alejan de ti perecerán, tú destruirás a todo aquel que de
ti se aparta”
Aunque parezcan prosperar, aunque parezcan
tenerlo todo, aunque no veamos que pasen trabajos como los demás mortales su
fin es la muerte y la destrucción.
Pero Asaf tuvo que atravesar lo que expresan
los versículos 21-22, “se llenó de
amargura mi alma... tan torpe era yo que no entendía…”
Para poder exclamar luego “Con todo yo
siempre estuve contigo, me tomaste de la mano derecha, me has guiado según tu
consejo y después me recibirás en gloria”
Sí, “casi se deslizan mis pies” dijo Asaf,
pero no se deslizaron porque la Bondad de Dios lo evitó, tomándolo de la mano,
guiándolo según su consejo.
Es muy fácil mientras estamos pasando
circunstancias difíciles, caer en la falta de confianza en nuestro Dios,
olvidar todo lo que nos promete y nos da diariamente. Es muy fácil concentrar
la mente en las cosas que creemos malas para nosotros y dejar de recordar que
El siempre está a nuestro lado, que nos tiene en Su Mano, que nos guía y
protege aunque no lo veamos claramente en el momento.
Asaf termina diciendo: “¿A quien tengo yo en
los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada tengo en la tierra. Mi carne y mi
corazón desfallecen; mas la roca de mi corazón y mi porción es Dios para
siempre”
Si este Dios pagó un precio tan alto, dar a
su propio Hijo para pagar nuestro pecado, ¿cómo va a dejar de darnos todo
aquello que nos haga falta para vivir en esta tierra el tiempo que nos da,
hasta el DIA glorioso en que estaremos en Gloria?
En cuanto a mí, sólo espero que los días que
me queden en esta tierra, pueda decir cada mañana y cada noche: “...el acercarme
a Dios es el bien; he puesto en Jehová el Señor mi esperanza para contar todas
tus obras” (Vs. 28)
SI, MI DIOS ES BUENO PARA MÍ. NO QUIERO
OLVIDARLO NINGUN DIA QUE VIVA EN ESTA TIERRA.
Tatiana Sanzarowski
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