Leer Salmo 71
“Uno de los rasgos de los salmos
es que encaran las circunstancias de la vida. Este salmo a Dios expresa las
preocupaciones de la ancianidad. En un tiempo en su vida cuando cree que
debería estar exento de ciertas aflicciones se ve otra vez atacado
personalmente. Aunque sus enemigos concluyen que Dios lo ha abandonado, el
salmista tiene la confianza de que Dios permanecerá fiel” (John Mac
Arthur)
No hay seguridad si su autor fue
David o Jeremías. Algunos comentaristas creen que es una continuación del Salmo
70 pero nadie puede precisarlo; de todas maneras quien lo escribió expresa los
sentimientos de un creyente ante las luchas de la vida y destaca tres aspectos
principales relacionado con el paso de los años…
Las condiciones del Presente…
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“En ti, oh Jehová, me he refugiado; no sea avergonzado jamás… Porque tú; oh Señor Jehová, eres mi esperanza, seguridad mía desde mi juventud… No me deseches… Porque mis enemigos hablan de mí… Diciendo: Dios lo ha desamparado…” (Salmos 71:1-11)
Las condiciones del salmista
aparentemente eran en extremo adversas ya que a sus propias dificultades
personales se agregaban las penurias que le causaban personas a quienes él
denomina “impíos, perversos, violentos y enemigos”. Ante todos estos
adversarios se ejecuta un canto lleno de esperanza y seguridad.
“Nada de lo que Dios puede crear
es lo que esperamos; nada de lo que Dios podría darnos aparte de sí mismo,
ninguna gloria creada, ni bendición, hermosura, majestad o riquezas. Lo que
esperamos es nuestro mismo Dios redentor, su amor, su bendición, el goce del
mismo Señor, el cual nos ha amado para ser nuestro gozo y nuestra porción para
siempre” (E. B. Pusey)
La certeza del Pasado…
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“Oh Dios, no te alejes de mi… Más yo esperaré siempre… Vendré a los hechos poderosos de Jehová el Señor; haré memoria de tu justicia… Tú has hecho grandes cosas; Oh Dios, ¿Quién como tú?...” (Salmos 71:12-21)
Esperar en Dios puede ser un
ejercicio difícil para el común de los mortales, excepto para aquellos que
tienen su memoria ejercitada en recordar el accionar del Señor en todos los
aspectos de la vida. Cuando el salmista dice “Vendré a los hechos poderosos
de Jehová…” se refiere sencillamente ir al “inventario” y contar
los múltiples beneficios recibidos en el pasado… Es esencial hacer
“memoria”, tener gratitud y preguntarnos regularmente: “Si Dios lo
hizo ya una o más veces… ¿no lo volverá a hacer?”. Afirmar: “Tú has
hecho grandes cosas” nos lleva a exclamar “Oh Dios, ¿Quién como
tú?”
La confianza del Porvenir…
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“Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio… Mis labios se alegrarán cuando cante a ti, y mi alma, la cual redimiste…” (Salmos 71:22-24)
“Cuando no pueda gozarme en lo
que tengo, voy a pensar en lo que tendré, y entonces podré gozarme”
(Charles Spurgeon)
La razón para la alabanza es la
esperanza que nace de la redención. Si fijamos nuestras expectativas en lo
terrenal nos sentiremos sumamente frustrados y abrumados por el paso de los años
y las oportunidades, pero cuando prestamos atención al consejo de Pablo a los
Colosenses descubrimos donde se encuentra verdaderamente nuestra vida y la
perspectiva cambia totalmente…
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“Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros seréis manifestados con él en gloria” (Colosenses 3:2-4)
Recordemos: La
memoria es la madre de la esperanza…
DECH
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