Leer Salmo 72
“Este bello poema es una oración
profética, única en el Salterio, por el rey Mesías y su reino. Su autor sería
Salomón, según reza el título, pero, según el versículo 20 su autor sería David,
quien habla e intercede por su hijo Salomón, y a David se lo atribuye el Midrash
(comentario de la Biblia Hebrea)” (Arconada)
Originalmente este era un “Salmo
de Coronación” dedicado a la prosperidad de Salomón al comienzo de su
reinado (1 Reyes 2). Si bien los escritores del Nuevo Testamento no aplican
ningún párrafo de este Salmo a Cristo, no hay duda que está lleno de referencias
mesiánicas. Como dice John Mac Arthur: “Este salmo describe un reinado
donde Dios, el rey, la naturaleza, todas las clases de la sociedad y las
naciones extranjeras vivirán en armonía entre sí”.
Un Reinado de Paz…
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“Oh Dios, da tus juicios al rey, y tu justicia al hijo del rey. El juzgará a tu pueblo con justicia… Los montes llevarán paz al pueblo… Florecerá en sus días justicia, y muchedumbre de paz…” (Salmos 72:1-7)
En este reino la paz y la justicia
están emparentadas íntimamente. Al mencionar que “los montes llevarán
paz” y “los collados justicia” implica sencillamente que ambas
virtudes podrán ser visualizadas y discernidas a simple vista como sucede con
las variaciones de un terreno. El nombre de Salomón significa
“Pacífico” y así sería su Reino, pero con una perspectiva más amplia no
debemos de olvidar de que Cristo “es nuestra paz” (Efesios 2:14) y
que “justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de
nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1)
Un Reinado de Prosperidad…
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“Dominará de mar a mar… Porque él librará al menesteroso que clamare y al afligido que no tuviere quien le socorra. Tendrá misericordia del pobre y del menesteroso…” (Salmos 72:8-14)
“Este pasaje nos anima a
considerar el reino universal del Salvador… En este salmo, por lo menos, vemos
un monarca personal, y Él es la figura central, el foco de toda la gloria; no a
su siervo, sino a Él mismo es a quien vemos poseyendo el dominio y dispensando
el gobierno. Los pronombres personales referentes a Nuestro Gran Rey ocurren
constantemente en este Salmo; Él tiene dominio, reyes caen delante de Él, y le
sirven; porque Él da liberación, Él exime, Él salva, Él vive, y diariamente es
alabado” (Charles Spurgeon)
Él es Rey por mérito propio y porque
pagó el precio del reinado ya que como dice este Salmo en el versículo 14,
“Y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos”. Es por esta causa
que “se humilló a sí mismo… hasta la muerte… Por lo cual Dios también le
exaltó hasta lo sumo…” (Filipenses 2:5-11)
Un Reinado de Perpetuidad…
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“Vivirá, y se le dará el oro de Sabá… Será su nombre para siempre, se perpetuará su nombre mientras dure el sol…” (Salmos 72:15-20)
El hecho de que este reino durará
para siempre solamente puede aplicarse a Cristo, porque como anunciara el ángel
a María “su reino no tendrá fin” (Lucas 1:33). Los nombres de los
reyes de este mundo perduran en sus herederos pero el de Cristo perdura en Él
mismo porque: “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos”
(Hebreos 13:8).
Esa es la razón por la cual debemos
recordar: “Así que, recibiendo nosotros un reino inconmovible, tengamos
gratitud, y mediante ella sirvamos a Dios agradándole con temor y
reverencia” (Hebreos 12:28)
Recordemos: Los
reinos de este mundo pasan pero el Reino de Cristo permanece para
siempre…
DECH
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